Las y los educadores que hemos participado en el Congreso Nacional de Educación “Inclusión, innovación y calidad para el cambio”, organizado por EJEGUA (Educación Jesuita en Guatemala), luego de compartir la realidad educativa del país, nos hemos cuestionado y hemos dialogado reflexivamente sobre los urgentes y prioritarios cambios que requiere el sistema educativo nacional para ofrecer una educación con calidad para todos y todas. Por tanto, manifestamos:
- Es necesario recuperar y fortalecer el rostro humano de la educación. Nuestros niños/as y jóvenes están inmersos en contextos de exclusión, violencia y vulnerabilidad. Urge construir un modelo educativo donde tenga lugar la alegría y que posibilite la recuperación de la identidad de cada persona (étnica, cultura, de género, etc.) una educación que esté conectada a su sentido de vida, y donde se renuncie a responsabilizar, de manera absoluta, al joven por sus éxitos y sus fracasos.
- Se requiere de un currículo contextualizado a tiempos, lugares, culturas y personas. Tenemos una escuela a la que se le responsabiliza de resolver todos los problemas sociales que otras instituciones no han podido hacer. Creemos en una escuela que no sature y ahogue la formación para la vida, no solo para la productividad; que no mate la innovación y la creatividad; que rescate lo realmente esencial y promueva un CNB concebido para la auténtica transformación educativa, que posibilite un cambio social. Este cambio debe tomar en cuenta, el reconocernos en nuestra diversidad recuperando la memoria histórica.
- Debemos hacer todo el esfuerzo posible para garantizar el derecho a la educación de niños/as y jóvenes, especialmente de las poblaciones más excluidas, rurales, marginales y con pocas oportunidades. Esto requiere la voluntad política del Estado para comprometerse con la educación como un derecho humano. Debemos avanzar al mejoramiento del sistema educativo desde un plan de Estado y no de gobierno. No puede haber una educación de calidad e inclusión, sin la participación de los miembros de la comunidad educativa y de todos los actores sociales del país.
- Urge implementar programas creativos y pertinentes para incluir a los excluidos del sistema educativo. Se debe atender la educación inicial y preprimaria, así como la educación secundaria, prioritariamente en contextos de pobreza y vulnerabilidad. Necesitamos brindar oportunidades educativas con enfoque laboral contextualizado, a los miles de niños y jóvenes que están excluidos del sistema educativo formal, que abandonaron la escuela y se vieron forzados a optar por migrar, integrarse a pandillas, entre otros. Necesitamos atender y crear programas para estudiantes con necesidades educativas especiales. Se debe recuperar la idea de un continuo educativo, desde la educación inicial hasta la universidad.
- Creemos en:
- Escuelas en donde haya que crear, descubrir y ver el pasado con sentido crítico pero buscando la reconciliación.
- Hacer juntos lo que solos no podemos. Que lo mejor de cada uno se convierta en patrimonio de todos.
- Acompañar el crecimiento de las personas, atendiendo el proyecto de vida de los estudiantes y los educadores.
- Centros de aprendizaje: participativos, sistémicos y disruptivos con los modelos educativos tradicionales.
- Que el estudiante es el centro y protagonista de su propio aprendizaje.
La calidad educativa debe ser un espíritu que impregna todo el quehacer educativo. La educación debe adaptarse a los desafíos del siglo XXI, pues anquilosarse en modelos caducos es condenarse al fracaso. La educación debe tener espacios para pensar, reflexionar y sentir. No podemos ni debemos seguir haciendo lo mismo; hay que asumir riesgos, el mundo ha cambiado.
Nuestro carisma, como EJEGUA, nos inspira al sentido de vanguardia, a estar en las fronteras y a ser mejores cada día procurando el mejor servicio a los demás.
- Vemos como condiciones de posibilidad:
- Se debe recuperar el corazón de la pedagogía, es decir, recuperar la consciencia y el compromiso del educador. Pasar del individualismo y autosuficiencia del maestro, al trabajo en equipo y de mutuo apoyo, con autocrítica dentro de una cultura de evaluación y acompañamiento. Renunciar a ser educadores de ocasión y transformarnos en educadores de vocación. Esto exige dignificar la profesión para elevar su posibilidad de desarrollo.
- El liderazgo es pieza clave en la mejora continua de nuevo modelos educativos. Se debe evitar la elección de autoridades educativas por intereses políticos y compadrazgos, sin la cualificación, apasionamiento y conocimiento profundo del sistema educativo, su contexto y sus necesidades.
- Aumentar los recursos financieros para la educación. No podemos seguir invirtiendo lo que actualmente se invierte en educación, reproduciendo así las desigualdades en el país. Para ello, se deben buscar espacios fiscales destinados a fortalecer esta columna del desarrollo nacional. Debe fomentarse una política de mayor eficacia y eficiencia del gasto público en educación.
Guatemala, 24 de agosto de 2016